Vecinos afectados por las chapuzas de las VPO de Armengol: «Llevamos 4 meses sin poder abrir las persianas»
Las prisas de la presidenta socialista del Govern balear, Francina Armengol, condenan a 54 familias a vivir en el ostracismo
Las prisas electorales conducen a Armengol a entregar pisos de protección oficial sin luz ni agua caliente
El Govern de Armengol no construirá en ocho años ni una tercera parte de las 1.800 VPO que prometió
Persianas totalmente cerradas, cisternas averiadas, grietas en las baldosas, okupaciones e indisponibilidad de agua caliente. Esta es la realidad que padecen desde hace cuatro meses los inquilinos de las viviendas de protección oficial (VPO) de la localidad mallorquina de Inca, construidas por el Instituto Balear de la Vivienda (IBAVI).
Casas con graves defectos de obra que la presidenta socialista Francina Armengol decidió omitir cuando el pasado mes de junio entregó las llaves de estos pisos a 54 familias. Ahora, estas personas tienen que sufrir injustamente las consecuencias, pues se ha demostrado que el edificio no estaba en condiciones óptimas pese al visto bueno del Govern balear y particularmente del conseller socialista de Vivienda, Josep Marí.
Las prisas de Armengol y de su Ejecutivo por vender una gestión eficiente en temas de vivienda, con las elecciones de mayo 2023 a la vuelta de la esquina, les ha conducido a entregar pisos de protección oficial inacabados. Pero este episodio ocurrido en Inca no es un caso aislado, ya que inquilinos de otras dos promociones VPO de Ibiza y Mahón también han denunciado fallos de construcción en sus hogares.
El edificio de Inca se encuentra en la calle Canonge Sebastià Garcias Palou. Es una obra del arquitecto Joan Fortuny y fue diseñado con criterios de arquitectura y diseño sostenible. Sin embargo, los vecinos llevan meses quejándose a las instituciones competentes sobre los continuos desperfectos y deficiencias que presentan.
OKDIARIO ha podido hablar con algunos y todos coinciden en que el principal problema está en las persianas, que por defectos en los anclajes, deben permanecer cerradas. De hecho, las autoridades policiales decidieron vallar las tres fachadas del edificio como medida de precaución ya que podían desplomarse encima de viandantes que circulasen por la zona.
Esta circunstancia, cuentan, les aflige especialmente puesto que en sus hogares no entra luz natural. «Es una condena», confiesa un vecino, lamentando el ostracismo en el que vive sometido diariamente. «El 22 de junio nos dieron las llaves y al poco tiempo las persianas empezaron a fallar. Llevamos casi dos meses sin poder abrirlas y lo peor es que todavía no sabemos cuándo las arreglarán», comenta.
Nuevamente, otra inquilina se queja de las persianas y califica como «verdadero infierno» no poder abrirlas para que «entre un poco de sol». La misma añade otra deficiencia de obra: «El suelo de mi casa está lleno de piedras. Llevo tiempo reclamando que me lo arreglen y aún no me han informado de cuándo vendrán».
El testimonio de Angélica incorpora a la lista de desperfectos dos nuevas incidencias, una en las ventanas y en la otra en la cisterna. «Los tiradores de la ventanas correderas se rompen con facilidad. Dos se me han quedado en la mano al intentar abrirlas». También denuncia que las cisternas de los váteres pierden agua y fallan regularmente. «Las arreglaron, pero se han vuelto a estropear», refiere.
Al mismo tiempo, explica que la comunidad vecinal, de manera conjunta, ya ha escrito varias cartas a las autoridades competentes en las que recogen las múltiples deficiencias que presenta el edificio. «El problema de las persianas, en teoría, nos han asegurado que estará resuelto en el mes de noviembre. A ver si es verdad», proclama.
Un vecino, que nos ha abierto las puertas de su casa, relata para este medio la cantidad de deficiencias que tiene su piso. «Llevo sin agua caliente cuatro meses», expresa indignado, añadiendo que desde el primer día su vivienda presentaba varias averías: «Tengo baldosas agrietadas por toda la casa. Luego, nada más llegar, la cisterna se averió. Vino un técnico de la constructora y lo arregló. Me dijo que el problema venía por la cal. Es triste que desde el primer día haya cal en esta casa».
Aunque, sin duda, de lo que más se queja es de la caldera eléctrica. «Llevo cuatro meses sin agua caliente. La caldera está apagada porque gotea sin parar. Vinieron técnicos a arreglarla y me dijeron que lo que fallaba era una pieza, que estaba oxidada y que debían cambiarla por otra nueva. Pero ha pasado un mes y aún no me han traído la pieza».
El vecino confiesa estar harto de esta situación y afirma que ya ha denunciado todo por la vía legal. «He enviado muchísimo correos para denunciar todos los desperfectos que tiene el piso. Me responden pero luego no hacen nada. La espera es agotadora», indica.
Finalmente, otro inquilino asevera que llevan dos meses sin poder abrir las persianas y que la policía ha tenido que acordonar la zona para evitar que no se les caiga encima a la gente. No en vano, indica que no todos los vecinos las tienen cerradas. «Si te fijas, algunos pisos no tienen persianas, el ventanal está tapado con una sábana. Desconozco los motivos», manifiesta
El mismo denuncia que durante los meses estivales tuvieron un problema añadido. «En verano se colaron en el edificio muchos okupas. Fue en la planta baja, que está vacía y no vive nadie. Menos mal que la policía los terminó echando porque montaban un escándalo insoportable», concluye.